La energía geotérmica aprovecha parte de la energía solar que se ha almacenado en el subsuelo y parte de la propia energía del interior de la tierra. A medida que el sol comienza a brillar con más fuerza durante la primavera, la energía se va almacenando, poco a poco, debajo de la superficie del terreno. Cuanto más se calienta, a mayor profundidad se almacena. Para cuando llegue el otoño, se habrá almacenado suficiente energía del sol, nuestra principal fuente de calor, para calentar su hogar durante todo el invierno.
Incluso durante un verano sueco realmente frío se almacena suficiente energía calorífica en el suelo para abastecer de calefacción su hogar durante todo el invierno.
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Con las eficientes bombas de calor geotérmicas de NIBE y este tipo de energía renovable, puede crear un clima interior agradable para sus necesidades y al mismo tiempo disfrutar de una fuente de energía natural, renovable y respetuosa con el medio ambiente que reduce sus emisiones de CO2.
Al utilizar un circuito cerrado lleno de agua con anticongelante, lo que también se conoce como colector, podemos captar el calor solar que se almacena en las profundidades del subsuelo, en el fondo del lago o a unos pocos metros debajo de su jardín. El tipo de fuente de calor adecuado para sus necesidades, dependerá de los requisitos de energía de su hogar, del sistema de calefacción y/o refrigeración que tenga y de las características de la vivienda.
La bomba de calor concentra la energía calorífica almacenada y calienta el agua para la calefacción y el agua caliente sanitaria. El líquido del circuito es calentado por el calor solar almacenado en el subsuelo. Cuando el líquido pasa a través de la bomba de calor, es conducido a otro sistema cerrado. Hay un refrigerante que se convierte en gas a temperaturas muy bajas. La temperatura del refrigerante gaseoso se incrementa significativamente con un compresor de alta presión. Un condensador suministra el calor al sistema de calefacción de la vivienda y, al mismo tiempo, el refrigerante vuelve a su estado líquido, listo para convertirse nuevamente en gas y capturar más energía calorífica.